En nuestra sociedad contemporánea, encontrar el amor parece haberse convertido en una auténtica epopeya. En todas partes, millones de corazones solitarios anhelan una relación romántica sana y satisfactoria, pero luchan por encontrarse. El lugar de encuentro ahora parece una jungla inextricable donde cada uno permanece agazapado en su rincón, sin atreverse a dar un paso hacia el otro por miedo a ser rechazado.
Indice
Relaciones románticas hoy:
Los códigos románticos tradicionales han sido dejados de lado en las últimas décadas, con agitaciones sociales y desafíos a las relaciones entre hombres y mujeres. El advenimiento del feminismo, la facilitación del divorcio y el creciente individualismo han hecho añicos los viejos ritos de seducción y conquista romántica.
👉En este nuevo desorden reina la incertidumbre y la incomprensión entre sexos.
Soledad masiva
Esta crisis del vínculo romántico se refleja en cifras reveladoras: hoy en Francia, nada menos que el 70% de los 5,8 millones de personas que viven solas aspiran a una relación. Ya sean solteros, divorciados o viudos, jóvenes profesionales de moda o jubilados solitarios, todos estos «solteros» tienen hambre de encontrar a su alma gemela, pero muy a menudo no saben cómo hacerlo.
Detrás de esta estadística se esconden realidades muy diversas, como ha puesto de relieve un estudio socioantropológico.
👉 Los perfiles van desde el joven ejecutivo divorciado perdido ante su nueva independencia, hasta los eternamente solteros atrapados en un amor que vaga por la facilidad, pasando por los desilusionados que se dan por vencidos o los seductores compulsivos que buscan el amor de conquista en conquista.
La mayoría de estas personas solteras tienen una cosa en común: ante el fracaso de relaciones previas mal vividas o idealizadas, han perdido el rumbo y la confianza en el amor. Peor aún, muchos albergan miedos y resentimientos que les impiden avanzar.
¿Qué es “saber amar”?
La expresión “saber amar” se refiere a la capacidad de tener una relación romántica sana, satisfactoria y duradera. Según Odile Lamourère, esto implica varios elementos clave:
1) Autoconocimiento
Identifica tus necesidades reales, fortalezas, debilidades y objetivos en el amor, en lugar de idealizar al otro y la relación. Sea claro acerca de sus propias expectativas.
2) Autenticidad
Sepa ser usted mismo, haga valer sus diferencias sin intentar corresponder a una imagen ideal. Demostrar transparencia en la relación.
3) Generosidad
Adoptar una actitud de apertura, escucha y respeto hacia los demás en su singularidad, sin querer poseerlos ni cambiarlos.
4) Confianza
Establecer un clima de serenidad y seguridad emocional, donde todos se sientan libres de ser plenamente ellos mismos.
5) Placer compartido
Cultivar una relación basada en el deseo mutuo, el asombro amoroso, la ternura sensual y carnal en la armonía de cuerpos y corazones.
“Saber amar” permite así que dos seres florezcan juntos con intensidad, preservando al mismo tiempo su respectiva autonomía en un vínculo de confianza y libertad.
👉 Lejos de luchas de poder, dependencia o egoísmo en el amor, “saber amar” pretende recrear el equilibrio entre la fusión íntima de los amantes y su imprescindible respeto mutuo.
Relación sana: reconquistar la autenticidad romántica por pasos
Ante este malestar emocional masivo, lo urgente sería volver a aprender los conceptos básicos de una vida amorosa sana y equilibrada. Esta es la ambición de la autora Odile Lamourère a través de su obra “Le savoir-aimer”. Especialista en relaciones humanas, desarrolla una metodología para abordar la búsqueda del socio ideal con el mismo rigor estratégico que la búsqueda de empleo.
👉 El primer paso es realizar un trabajo de autoconocimiento en profundidad:
Identifica tus expectativas reales, tus fortalezas, tus debilidades, tus objetivos. Un reseteo imprescindible para no idealizar más a los demás y al amor, sino por el contrario tener en cuenta con lucidez las diferencias y dificultades inherentes a cualquier relación duradera.
El objetivo es entonces generar las condiciones más propicias para un verdadero encuentro, hecho de diálogo auténtico, de escucha mutua y de respeto mutuo por las identidades individuales. Para ello, debemos reapropiarnos de un nuevo “vocabulario amoroso” común, libre de palabras no dichas y malentendidos.
👉 Hay mucho en juego: reconectar con un concepto de amor sano y pleno, basado en la generosidad y la confianza. Un “saber amar” hecho de deseo, de placer compartido, de reconocimiento de las diferencias, de ternura e intensidad. Un ideal que permitiría a dos seres amarse libremente, sin ego ni dependencia destructiva, preservando la autonomía y autenticidad de cada uno.
Una contraposición cultural sutil pero imprescindible en una sociedad que todavía cultiva con demasiada frecuencia las luchas de poder, la posesión y la tiranía de la imagen ideal en el amor. Es a este precio que los amantes de hoy podrán encontrar el camino hacia una verdadera intimidad carnal y espiritual, hecha tanto de serenidad como de pasión.
“Saber Amar”, un ideal a cultivar
Ante los desafíos de las nuevas realidades románticas, la búsqueda de “saber amar” parece aún más esencial y urgente. No se trata de un simple ideal incorpóreo, sino más bien de un proceso de aprendizaje concreto que debe emprenderse para devolver al amor todo su significado y belleza.
Conocerse a uno mismo, ser auténtico, mostrar generosidad y confianza hacia la pareja: todas ellas condiciones imprescindibles para acceder a esta relación plena basada en el compartir, el respeto a las diferencias y a las libertades individuales.
Un viaje de vida que permitirá a los amantes amarse intensamente, tanto en el deseo carnal como en la ternura del cuerpo y del alma, preservando su respectiva integridad. Una verdadera alquimia donde cada uno sigue siendo plenamente él mismo sin alienarse del otro.
Lejos del equilibrio mortal de poder, este “saber amar” invita a los amantes a escribir su propia partitura en libertad y armonía. Una oda al amor en su forma más noble y placentera.
Un ideal ciertamente exigente, pero que debemos cultivar y transmitir constantemente, de lo contrario corremos el riesgo de que la relación romántica se vuelva perversa y se extinga. Corresponde a cada uno ser juntos artífice de su propia felicidad, (re)aprendiendo los gestos fundacionales del “saber amar”.